La opinión y el criterio del autor son de su completa responsabilidad.
Por: José Consuegra Bolívar
Vivimos un momento histórico sumamente complejo en lo político, lo social y lo económico, lo que no hace sencillo asumir las riendas de un país con enraizadas problemáticas y necesidades sociales de larga data y consecuencias nefastas como la desigualdad, la corrupción, la pobreza, la violencia entre otras, que han limitado el desarrollo integral de la Nación.
En 14 días, los colombianos tendremos la oportunidad definitiva de escoger en manos de quién depositamos el futuro inmediato de la Nación. En la segunda vuelta electoral del próximo 19 de junio, elegiremos entre los candidatos Rodolfo Hernández y Gustavo Petro, quienes, pese a representar aristas ideológicas opuestas, tienen propuestas comunes centradas en responder a las exigencias de cambio de la sociedad colombiana y la lucha frontal contra la corrupción.
Vivimos un momento histórico sumamente complejo en lo político, lo social y lo económico, lo que no hace sencillo asumir las riendas de un país con enraizadas problemáticas y necesidades sociales de larga data y consecuencias nefastas como la desigualdad, la corrupción, la pobreza, la violencia, entre otras, que han limitado el desarrollo integral de la Nación.
Entre ellas es importante resaltar, por su gran impacto negativo, a la corrupción, que hoy permea al sector estatal, al privado y al mundo político, cuyos extensos tentáculos aprovechan las posiciones privilegiadas en el sector gubernamental para desangrar el erario. En 2018, la Contraloría General estimó en 50 billones de pesos las pérdidas anuales por este lastre. Asimismo, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2021 de la ONG Transparencia Internacional, el país aparece en el ranking de los peor calificados, compartiendo calificación (39 puntos sobre 100) con países como Etiopía, Surinam y Vietnam.
El incremento de las prácticas corruptas facilitadas por vacíos legales, la falta de controles eficaces, la escasa integridad ética, la entronización de la politiquería, el clientelismo y la cultura del enriquecimiento fácil sin recato moral, mantienen postrada nuestra sociedad, inmersa en mayor pobreza y atraso.
La inseguridad y la violencia son otros temas de gran impacto social. En los primeros cuatro meses de 2021 fueron contabilizados 4223 homicidios en el país, de acuerdo con Medicina Legal.
La pobreza es un desafío para el nuevo jefe de Estado. La pobreza monetaria en Colombia fue del 44,6 % en las áreas rurales, en 2021. Además, según la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia, al menos el 54,2 % de la población padece inseguridad alimentaria. A ello se suma la creciente inflación, que fue de 9,23 % en abril, de acuerdo con el DANE.
Otro sector importante para atender es la educación donde, a pesar de los avances en los últimos años, continúan hoy grandes desafíos en calidad y cobertura. En unas recomendaciones difundidas la semana pasada, Fedesarrollo expuso que “se estima que por cada 100 niños que entran a primero de primaria, solo 44 logran graduarse de bachillerato a tiempo. Además, de 100 graduados de bachillerato a nivel nacional, solo 39 logran acceder a educación superior”.
Es necesario analizar detenidamente las propuestas programáticas de los candidatos, por encima de ideologías, apasionamientos e, incluso, partidismos, para votar a conciencia, libremente y con la confianza de que hemos tomado la mejor decisión para Colombia.
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Dr. José Consuegra Bolívar. *Rector de la Universidad Simón Bolívar, Barranquilla.
Médico Cirujano, Magíster en Proyectos de Desarrollo Social y con Estudios de Postgrado en Dirección Universitaria por intermedio del Simposio Permanente sobre la Universidad, Egresado del programa de Liderazgo Universitario de la Escuela de Educación de Harvard University. Con alto sentido de responsabilidad y compromiso con el mejoramiento permanente de la calidad de la educación superior en Colombia.