Crímenes execrables: Por José Consuegra Bolívar

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La opinión  y el criterio del autor son de su completa responsabilidad.

Por: José Consuegra Bolívar 

La frialdad con la que Jhonier Leal concedió entrevistas a los medios para referirse a la muerte de su madre y de su hermano, el reconocido estilista de la farándula, Mauricio Leal y, posteriormente, terminó asumiendo la responsabilidad por este doble crimen registrado en el municipio de La Calera, en noviembre pasado, ha causado gran rechazo y condena de la opinión pública.

La semana pasada, la juez que ordenó enviarlo a la cárcel tras la imputación de los delitos de homicidio agravado y ocultamiento, alteración o destrucción de material probatorio, argumentó atinadamente que este no es un hecho cualquiera: “es el homicidio de la mamá y del hermano (…) sorprende cómo algunos quieren acabar con la vida de su progenitora y de su hermano, cuando otras personas, me incluyo, daríamos lo que fuera por tener todavía con vida a nuestra madre…”. Efectivamente, no hay nada más valioso e intocable que la madre, a quien se le debe la vida.

Si bien en este caso aún no se habla de una conducta psicopática, versiones de expertos en psicología forense y psiquiatría, indican que hay señales que pudieran apuntar a ello.

Testimonios de allegados a las víctimas también apuntan a la envidia hacia el hermano exitoso y ampliamente apreciado por su selecta clientela, así como la codicia por los bienes y la riqueza de la víctima, evidenciada en los rápidos trámites de apropiación de sus negocios.

Otro crimen execrable se registró el pasado 16 de enero en el Huila, donde una mujer movida por los celos asesinó a cuchillo a otra e hirió a tres mujeres más que bailaban con su esposo en una fiesta.

Es ilógico e irracional que una persona considere válido atentar contra la vida de otra como solución ante una eventual crisis de celos, bien sea la causa real o aparente, o frente a una ruptura amorosa.

Cada día se consolida en nuestra sociedad una pérdida paulatina de principios y cualidades positivas del ser humano. Estos valores son los determinantes de la conducta, las actitudes y los comportamientos. Lamentablemente se está volviendo cotidiana la apropiación de antivalores como la codicia, la avaricia, la envidia, el rencor y el espíritu de venganza. Es lastimoso que se esté entronizando una cultura del “todo se vale” y del poder que compra todo.

Hechos tan impactantes deben motivar la reflexión sobre esos sentimientos malsanos y antivalores detonantes de hostilidades, violencia e, incluso, asesinatos. El enriquecimiento y la obtención del dinero fácil sin importar los medios para lograrlo son hoy algo natural, así como el desquite y la venganza por supuestas ofensas.

En esta triste realidad persiste el ser humano aun habiendo, aparentemente, superado la vida instintiva y salvaje que guiaba sus acciones en las sociedades primigenias. Para afrontar esta crisis es primordial construir y afianzar principios y valores desde casa, tales como el amor, la solidaridad, la fraternidad, el respeto, la justicia, la ética, la sencillez, etc.; pero, para ello, es imperativo que se enseñe con el ejemplo de vida de los padres.

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Dr. José Consuegra Bolívar. *Rector de la Universidad Simón Bolívar, Barranquilla.

Médico Cirujano, Magíster en Proyectos de Desarrollo Social y con Estudios de Postgrado en Dirección Universitaria por intermedio del Simposio Permanente sobre la Universidad, Egresado del programa de Liderazgo Universitario de la Escuela de Educación de Harvard University. Con alto sentido de responsabilidad y compromiso con el mejoramiento permanente de la calidad de la educación superior en Colombia.

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